Es el impulsor de FestivalAR. Alejandro es un escritor y empresario argentino que preside la Fundación Argentina para la Poesía, es presidente Honorario de la Fundación Americana de Poesía, miembro de número del Real Instituto de Cultura de México, y miembro de honor del Instituto Literario y Cultural Hispánico.
Comenzó su camino como poeta a los ocho años y es por eso que apuesta al género, para transformarlo y llevarlo a cada rincón del mundo, enriqueciendo así, el significado de ambas disciplinas.
Entre sus obras destacadas se encuentran: Soñadores Soñad, Ancla fugaz, España en mí, Más allá, Poemas elegidos, Como la arena, La tunica sensuale y La mirada impar.
Como la arena
que arrastra un viento incierto
cubro el vacío de tus pasos...
Regresarás, aunque digas «nunca»,
Déjame entrar
con mis palabras esta noche.
Deja tu mente
vagar por estos signos.
No hay amor entre los dioses.
¿Cómo podría haberlo?
¿Cambiaría un dios la imagen,
repetida hasta el cansancio en los murales,
Lúcida, entera, pura,
la inmensidad nevada.
Un arpa evanescente,
bajo el lienzo extendido
LUCHA del mármol
contra la gravidez de los instintos:
triunfo del hombre
sobre las garras de la piedra.
DESDE la cima
observabas las agrestes laderas del cerro
fundirse en la planicie interminable.
Al principio, eran solos unos instantes.
Sin pensamiento. Absolutos.
Cuando estar vivo era igual a estar muerto:
Dios te salve, poesía,
llena eres de gracia,
de alamedas, caracoles y alboradas.
El Amor está contigo,
Quise encontrar un obsequio,
el más sencillo, el más humilde,
el que en su pequeñez
pudieras aceptar sin ofenderte.
Es hora de morir lo imprescindible
y rebrotar lo necesario,
de rescatar tu palabra esencial y despojada, hecha de perfección y de extravíos.
Sé que has de llegar un día,
antes o después, lenta o abrupta,
inexorable, silenciosa y perenne.
Estaré dispuesto,
Es verdad:
estoy en paz, tengo amor, soy feliz.
De nada puedo quejarme.
La vida fluye luminosa y serena...
Cuando te pienso
hay una herida profunda
que avanza hacia la noche
como la lanza del guerrero.
Aprendamos las palabras del silencio,
el lenguaje esencial de la presencia,
la vocal anhelante de los labios,
la muda insinuación de la mirada.
¿Cómo te habla la vida cuando te habla?
¿Cómo es su voz?
¿Cuál es su promesa o su pregunta?
¿Cómo es su mandato o su reproche?
—Bueno, ya debo irme.
Gracias por ayudarme a empacar.
Todo lo encontrarás a la vista
en la habitación, el vestidor o el cuarto de baño.
Como si fuera Dios
contemplando la belleza que ha creado,
extiende el Buda la paz de su mirada
hasta los promontorios rocosos de Es Vedrá.
¿Por qué les temes a mis manos?
Si son dos palomas blancas
que vuelan sin nido
sobre tu piel distante.
El mejor poema del mundo
se contiene en esta página
que aún está en blanco.
Cada palabra que escribo